Las mujeres indígenas ganan espacio y liderazgo

Artículo
02 Julio 2019

La educación, independencia económica y erradicación de la violencia de género son los ejes de lucha del sector femenino en el movimiento indígena.

La participación de la mujer en el movimiento indígena es histórica, pero en los últimos cinco años su presencia a nivel de dirigencia y representatividad se incrementó.

Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña, Nina Pacari, Blanca Chancoso, entre otras líderes indígenas, son la base del movimiento que históricamente ha luchado por la defensa de su territorio y de su identidad cultural. Un ejemplo de ello es la Ecuarunari. Blanca Chancoso es la actual representante del organismo. Este año, la dirigencia tuvo a la cabeza a cuatro mujeres y seis hombres.

Cristina Cucuri, dirigente de Territorio de la Ecuarunari, comentó que la agenda de las mujeres indígenas se debate al interior de la directiva del movimiento. Su eje principal es la violencia de género que se vive en las comunidades. Ella revela que al interior del movimiento y de las comunidades existe una brecha de género y una estructura patriarcal. En las movilizaciones y toma de decisiones la mujer está presente, asegura.

A decir de Cucuri, los cargos que hoy ocupan las mujeres no son producto de la migración de los hombres a la ciudad, como se cree. “El espacio de liderazgo siempre está presente; ahora vemos que las mujeres que participan en el área de la cocina, por ejemplo, debaten mientras hacen su actividad y al final del día presentan sus propuestas”.

Para la dirigente, una demanda urgente al interior del organismo es abrir un debate sobre la violencia de género, femicidios y discriminación. “Existe una carga de exclusión no solo de la sociedad en general y del Estado, sino también en nuestros propios territorios. No estamos libres de la violencia machista”, manifiesta.

En la última reunión de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), las mujeres pidieron que se declarara como mandato que los territorios indígenas se encuentren libres de violencia de género.

Diocelina Iza, dirigente del Movimiento Nacional de Mujeres de Sectores Populares Luna Creciente, coincide con Cucuri y asegura que la participación de la mujer en el movimiento indígena no está visibilizada e incluso se encuentra relegada.

Es que la lucha de las mujeres en el movimiento no solo es por el territorio, contra la minería, por la soberanía alimentaria, etc. Su lucha se extiende a exigencias como acceso a la educación, salud, derechos laborales y sobre todo, el cese de la brecha y violencia de género, precisa. “No se supera la discriminación hacia la mujer; en nuestra organización somos 1.235 mujeres y exigimos que paren los femicidios y la violencia”, afirmó.

Las mujeres que son parte de la agrupación -comenta Iza- no permiten que en sus hogares exista violencia de género. “Nos respaldamos entre nosotras y somos más solidarias”.

La dirigente mencionó que en los últimos años, las mujeres captaron espacios que antes solo los hombres ocupaban. “En los territorios, por ejemplo, ahora asumen direcciones de Junta de Aguas, de Padres de Familia, son líderes de las comunidades, en fin”. Considera necesario trabajar con fuerza en el acceso a la educación, pues pocas de sus compañeras terminan sus estudios superiores. En Cotopaxi, el 60% de las organizaciones indígenas tienen como líderes a mujeres, gracias a que se han educado, precisa.

Nuevos referentes

Actualmente la Conaie cuenta con tres dirigentes en el Consejo de Gobierno, mientras que en la estructura nacional el 40% son mujeres.

Lourdes Tibán, miembro del Foro Permanente de las Naciones Unidas en cuestiones Indígenas; Encarnación Duchi, asambleísta; Blanca Chancoso, dirigente de la Ecuarunari; Diana Atamaint, presidenta del Consejo Nacional Electoral, son varios ejemplos de los logros políticos de las mujeres de nacionalidades indígenas, en los últimos años.

Carlos Estrella, catedrático y analista político, comenta que el movimiento indígena se encuentra fortalecido y que la participación de la mujer indígena en sus filas es un reflejo de ello.

Para Estrella, existe un avance significativo y esto se debe al interés de la mujer indígena por prepararse académicamente. El movimiento indígena no puede aislarse de lo que pasa en la sociedad -señala- pues la mujer está captando espacios de gobernanza.

Una lucha comunitaria

El texto “Participación política de mujeres indígenas en tiempos de la Revolución Ciudadana”, de la antropóloga mexicana Lizeth Pérez, señala que se criminalizó la militancia de la mujer indígena. Expone que el detonante fue la Ley de Minería, una de las más cuestionadas por el movimiento indígena, puesto que se entregó el 11% de sus territorios.

En el escrito explica que a partir de 2015 se gestaron nuevas movilizaciones en contra de la explotación minera y petrolera, donde las mujeres indígenas se involucraron activamente. Y aclara que las condiciones de participación de estas mujeres son más complejas, debido a que al interior de sus comunidades son cuestionadas por no cumplir sus roles tradicionales, puesto que existe una estructura patriarcal.

La autora destaca otras características de la participación de la mujer indígena y menciona que colocan en su agenda los temas que le interesan y que no se desvinculan del movimiento como tal.

“Las indígenas posicionan temas que tienen que ver con la salud, la lucha contra la violencia de género, la educación, la economía y el medio ambiente. Vinculan cada temática con su experiencia comunitaria y familiar”, anota la investigadora.

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