“Hoy la sociedad presenta una nueva responsabilidad política” (Guatemala)

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11 Agosto 2015

 

Noticias Electorales Entrevistamó a Eduardo Núñez, director para Guatemala del Instituto Nacional Demócrata, para que hablara sobre la observación electoral que realizará Mirador Electoral en las elecciones presidenciales de Guatemala del 6 de septiembre.

Leandro Querido: ¿nos podrías comentar que trabajo está realizando el Instituto Nacional Demócrata (NDI) en Guatemala de cara a las elecciones presidenciales? ¿Van a realizar una Misión de Observación Electoral? 

Eduardo Núñez: el enfoque de trabajo que tenemos para las elecciones generales del 6 de septiembre y la posible segunda vuelta presidencial prevista para el 25 de octubre está conformado por tres líneas complementarias entre sí. Tenemos un programa de observación electoral más o menos convencional, en el que trabajamos asociados con una red de asociaciones civiles que es un consorcio que se llama Mirador Electoral, con el que trabajamos desde 2003. Aunque se ha reconfigurado en algunos de sus miembros, constituye la memoria histórica de los procesos de observación electoral sistemática que son propios de este tipo de iniciativas. Para este año el Mirador está conformado por nueve organizaciones guatemaltecas. 

LQ: ¿cuáles son sus características más novedosas?

 EN: la perspectiva. La última lógica de observación incluye un monitoreo independiente y verificable de los resultados electorales a través de la realización de un conteo rápido de los mismos, sobre una muestra de junta receptora de votos que se mueve entre el 10 y 12 % del total y que implica un sistema paralelo de trasmisión de resultados que se le entrega al Tribunal Supremo Electoral, como una suerte de contribución de la sociedad civil a la certeza de las elecciones. Ese es un primer abordaje que me parece que va a ser muy importante en el contexto de una elección que se desarrolla en condiciones de una marcada anomalía, anormalidad social y política, como está enfrentando el país en este momento.

 LQ: ¿Hay muchos jóvenes que tratan de sumarse a la misión de observación electoral? 

EN: hay mucha movilización e interés en la observación, pero las personas que están hoy en protesta social, que se movilizan los sábados a pedir la depuración del sistema político, la renuncia de funcionarios públicos, incluida la renuncia del actual presidente de la República, reformas institucionales, especialmente al marco electoral y político, son personas que están en alguna medida también objetando que se realicen las elecciones con la actual ley. Incluso el slogan de las manifestaciones es “En estas condiciones no queremos elecciones”, es un poco la expresión popular de la protesta. Entonces hasta ahora la protesta y las elecciones han venido desarrollándose como dos procesos paralelos que se cruzan en la ciudad en el sentido de que las clases medias y los sectores urbanos tanto de la capital como los del interior están reticentes a que se desarrollen las elecciones con este marco normativo y presionan para que haya una reforma electoral previa con implicaciones inmediatas. Está pidiendo no reelección de los cargos actuales, validez del voto nulo, o que se establezca una casilla en la boleta de votación en donde se pueda registrar la disconformidad de los ciudadanos, que se puedan postular candidaturas a diputados a través de organizaciones diferentes a los partidos que en el caso guatemalteco se llaman Comités Cívicos, que hasta ahora solo pueden postular candidatos a nivel local a las alcaldías. Se está pidiendo una reforma de cierta profundidad, y la situación es de incertidumbre y poca predictibilidad acerca de lo que va a pasar en el evento electoral. 

LQ: en Argentina se ha dado un debate acerca del concepto de observación electoral, que es un reclamo justo de la ciudadanía que no tiene acceso al proceso, ya que está en manos de los partidos políticos exclusivamente. 

EN: este es un debate viejo, en América latina, sobre cómo construir y fortalecer la confianza en los procesos electorales. Desde muy temprano en el proceso de transición en la región, tuvimos experiencias muy exitosas de observación electoral, no la observación internacional que convencionalmente escuchamos, ya no en el Cono sur que prácticamente no se da, pero todavía en el Caribe, en América central y en algunos países de la región andina lo encontramos, sino más bien de procesos autónomos de organización ciudadana de hacer auditorías de los procesos cívicos. En la primera generación de estos esfuerzos el enfoque estaba fundamentalmente centrado en una lógica anti fraude. No había confianza completa en las autoridades electorales emergentes de las transiciones. Decíamos en ese momento que había que tener una forma de verificación independiente. 

 

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