Un "techo de billetes" entre las mujeres y la política (La Nación)

Artículo
09 Junio 2014

 

"Para que haya más mujeres en la política tiene que haber menos dinero." La frase de Nancy Pelosi, la primera mujer en convertirse en presidenta de la Cámara baja del Congreso de los Estados Unidos y la mujer que llegó (hasta ahora) más alto en la política de ese país, abrió un fuerte debate sobre si el dinero es una barrera de acceso de las mujeres al poder. Los críticos de Pelosi la consideran poco realista, teniendo en cuenta que el costo de las campañas electorales en ese país se duplicó entre 2000 y 2008, y alcanzó en la última elección presidencial cerca de US$ 2600 millones. Aun así, suscitó mayor discusión si el dinero es el techo más fuerte para que las mujeres se hagan un lugar en la política. 

¿Por qué lo sería? El primer argumento podría denominarse "la teoría de las redes" y está muy extendido en los Estados Unidos, donde el financiamiento de las campañas electorales es centralmente privado. El mundo corporativo es mayormente un "club de hombres", por lo que para las mujeres es más difícil acceder a esas redes y conseguir donantes para la campaña. En ese país, además, hay estudios que muestran que las mujeres donan más a las mujeres. Allí, sólo el 27% de las donaciones de la elección presidencial de 2012 fueron hechas por mujeres. Hay menos mujeres donantes y donan, en promedio, menos que los varones. Esto no necesariamente implica que las mujeres sean menos generosas. Si tenemos en cuenta que no poseen ni el 10% de la riqueza ni los bienes que se producen, donan más de lo que tienen. Lo importante es que, en los Estados Unidos, se confirman las "redes": las mujeres donan menos y además reciben menos donaciones. 

El difícil equilibrio entre el trabajo y la familia -que recae con mayor peso en las mujeres- es el segundo argumento sobre el "techo de billetes". Recaudar fondos conlleva invertir mucho tiempo (por ejemplo, en eventos en horarios nocturnos) y para una mujer es más difícil que para un hombre dedicar tanto tiempo a cenas y eventos. La situación se empeora por la teoría de las redes: para conseguir muchas donaciones pequeñas se necesita aún más tiempo que para obtener pocos aportes de grandes montos. 

El tercer argumento tiene que ver con la lógica del statu quo: en la medida en que los oficialistas corren con ventaja y hay más hombres que mujeres en la política, las diferencias de género se acentúan. Aquí no juega un argumento estrictamente de género, sino de refuerzo de lo que existe: las ventajas de los oficialismos en el uso de los recursos benefician más a los varones que a las mujeres.

Ver artículo original