Hoy se firma el acuerdo de paz en Colombia después de 52 años de guerra

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26 Septiembre 2016

Este lunes, cuando se acaba oficialmente la guerra con las Farc, comienza una nueva época para Colombia. Esa es la importancia de lo que pasará esta tarde en Cartagena, cuando el presidente Juan Manuel Santos y el máximo jefe de esta guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timochenko’, firmen en la explanada de Banderas del Centro de Convenciones el Acuerdo Final de Paz.

Los dos, según dijo el Presidente, pondrán sus firmas con un balígrafo, una bala convertida en lapicero que se ha vuelto símbolo de la paz. La banda musical del municipio de Baranoa, Atlántico, tocará el himno nacional, con el que a las 5 de la tarde, según está previsto, arrancará este histórico acontecimiento.

Enterrar el conflicto de medio siglo con la principal guerrilla del país significa despejar el camino para que el Estado llegue sin los tropiezos de la violencia a las zonas atrapadas en la marginalidad y las haga parte del desarrollo que se requiere para que Colombia sea aún más competitiva.

Si bien subsisten el Eln y bandas criminales, las Farc llegaron a ser la guerrilla militarmente más poderosa del país y, como ningún otro grupo armado en Colombia, en la mitad de los 90 llegaron a poner en jaque a las Fuerzas Armadas con feroces tomas a bases militares que dejaron decenas de militares y policías muertos y al menos otros 500 secuestrados durante varios años.

Está claro que sin la violencia de esta guerrilla, el Estado podrá volcar sus esfuerzos de seguridad en el combate al Eln y a las organizaciones de narcotráfico, que ya intentan rodear los espacios que dejarán las Farc en rutas del narcotráfico del Pacífico y el nororiente colombianos.

La paz con esta guerrilla, es cierto, implica desafíos para el Estado, y uno de ellos es contener la violencia que se puede desatar por la disputa de las rentas ilegales que manejaban las Farc. Pero es indiscutible que el cierre del conflicto con este grupo armado es el comienzo hacia un país más seguro. Aunque esto no va a ocurrir de la noche a la mañana, la salida de la guerra de 15.000 combatientes que, se calcula, tienen las Farc, es una ganancia.

La prueba es la presencia hoy en Cartagena del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y de 15 jefes de Estado de América Latina encabezados por el presidente Raúl Castro, de Cuba, el país anfitrión de cuatro años y siete meses de diálogos para terminar la guerra con las Farc.

El viernes en San Vicente del Caguán las Farc cerraron su último encuentro como grupo alzado en armas. La Décima Conferencia avaló plenamente los acuerdos de Cuba y la decisión de entregar las armas, desmovilizarse y someterse a la Justicia Especial para la Paz. La guerrilla liderada por ‘Timochenko’ llegó a la paz tras las muertes de sus otros dos máximos jefes: ‘Manuel Marulanda’, por causas naturales, y ‘Alfonso Cano’, quien cayó en una operación de las Fuerzas Armadas.

El conflicto de Colombia ha sido visto como un factor de perturbación también para los países vecinos, y por eso acabar el enfrentamiento con la guerrilla más poderosa ha producido un genuino entusiasmo regional.

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